En costumbres nos criamos
Esta vez decidí ir directo al grano, no por eso lo dejaré sin aderezo.
El ser humano es como cualquier aparato electrónico, lo puedes programar; la única diferencia es que reprogramar a una persona no es igual de fácil, se necesita más tiempo y esfuerzo.
Y se logra a través de cambiar sus costumbres, y las tenemos tan arraigadas, porque las practicamos con disciplinada cotidianidad. Basta con poco a poco acostumbrarnos a otra cosa, poco a poco dejar cualquier costumbre perniciosa que tengamos.
El rico recorre lugares lujosos, y los recorre con naturalidad.
El pobre se pasea por barrios peligrosos, y se pasea como si nada.
El primero come lo normal, lo ideal, a veces más; pero nunca come poco, porque eso no lo satisface.
El segundo come lo que hay, que está lejos de ser ideal, que a veces no es nada; pero lo agradece, a pesar de que no lo deje precisamente satisfecho, le quita el hambre, porque su estómago está acostumbrado a no comer mucho.
Si de la noche a la mañana les cambian sus vidas se van a descomponer, van a vomitar de verdad.
Para evitar esta malfunción en el mecanismo humano se tiene que hacer el cambio paulatinamente, y así no será imposible.
Pero para qué querría alguien reprogramarse?
Les dejo unos motivos a la mano: Dejar una adicción, volverse propenso al lado amable de la vida, destruir depresiones, cambiar aspectos indeseables en su persona, salir de la rutina.
Y cómo saber si a alguna persona le urge una reprogramación?
Si no funciona correctamente en su eterno despertar o no es feliz, necesita cambiar su metodología, su forma de pensar, de ver las cosas, de actuar; todas estas cosas que por rutinarias se volvieron parte de la costumbre, costumbre que con un buen plan se puede cambiar.
El ser humano es como cualquier aparato electrónico, lo puedes programar; la única diferencia es que reprogramar a una persona no es igual de fácil, se necesita más tiempo y esfuerzo.
Y se logra a través de cambiar sus costumbres, y las tenemos tan arraigadas, porque las practicamos con disciplinada cotidianidad. Basta con poco a poco acostumbrarnos a otra cosa, poco a poco dejar cualquier costumbre perniciosa que tengamos.
El rico recorre lugares lujosos, y los recorre con naturalidad.
El pobre se pasea por barrios peligrosos, y se pasea como si nada.
El primero come lo normal, lo ideal, a veces más; pero nunca come poco, porque eso no lo satisface.
El segundo come lo que hay, que está lejos de ser ideal, que a veces no es nada; pero lo agradece, a pesar de que no lo deje precisamente satisfecho, le quita el hambre, porque su estómago está acostumbrado a no comer mucho.
Si de la noche a la mañana les cambian sus vidas se van a descomponer, van a vomitar de verdad.
Para evitar esta malfunción en el mecanismo humano se tiene que hacer el cambio paulatinamente, y así no será imposible.
Pero para qué querría alguien reprogramarse?
Les dejo unos motivos a la mano: Dejar una adicción, volverse propenso al lado amable de la vida, destruir depresiones, cambiar aspectos indeseables en su persona, salir de la rutina.
Y cómo saber si a alguna persona le urge una reprogramación?
Si no funciona correctamente en su eterno despertar o no es feliz, necesita cambiar su metodología, su forma de pensar, de ver las cosas, de actuar; todas estas cosas que por rutinarias se volvieron parte de la costumbre, costumbre que con un buen plan se puede cambiar.
Como bien mencionas, ¡Directo al grano! :) Veo que ya han pasado varios años de este texto, y sin embargo, percibo su vigencia intacta. Se le atribuye a Einstein la atinada frase: "Locura es hacer lo mismo todas las veces y aún esperar resultados diferentes". Cálidos saludos.
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